AzulOgun

Somos hombres y mujeres de color.
Sabemos colorir el tono que casi siempre se derrama en rojo.
Una vez me encontré a un hombre azul. Así era porque olía a cielo.
Era como un ente que solo aparecía en las madrugadas cuando ya estaba tan cansada que no sabía si lo sentía o lo imaginaba.
No era posible saber si allí de hecho estaba. Pero me llevaba por una especie de proyección astral, cuerpo inerte, espíritu errante, reconociendo territorios inhóspitos de poesía ajena.
El hombre azul no sé cómo llamar porque no entiendo de su frecuencia. Él llevaba algo rítmico en su proyección, como si entendieras el tiempo, y con este he tenido desencuentros filosóficos y encuentros oníricos. Para eso están las encrucijadas.
Pues, como les decía, este hombre entendía el tiempo y caminaba por él, pero en el futuro. No sé, es como les digo, cómo hablar de alguien que no encuentro el sentido?
Tal vez por no poderlo sentir.
Tal vez solo sea así.
Pero la parte real, de azul su tono es Ogun y tiene olor a cielo seis de la tarde, verano, línea de ecuador.
*
Tengo la costumbre de creer en los sueños. Ellos me avisan de los caminos que debo seguir y de donde esquivarme. Ojala pudiera entenderlos a tiempo. Tal vez cuando sea ya una hechicera vieja y tenga el honor de hospedar cabellos blancrespos me empareje al tiempo de la comprensión de los señales. Por ahora he aprendido algo sobre abrigarme sob el poder de la quinta.
Los sueños tienen una suavidad ficcional. Es como componer algo cuando te fluye, es cuando riegas palabras y te salvas de ti.
Cierta tarde el hombre azulogun me invitó a crear una ficción, una historia entre tiempos, civilizaciones, utopías. Había un libro sagrado de páginas azuladas por 200 años de silêncio, abandono o protección. No sabemos todavía qué pasó pero hay indicios de asimetrías y fuertes conexiones.
No sé de qué forma el romance no sería un clichê, quizá por ser vivido en entrelíneas dadas por idiomas antiguos, como el ioruba más guetizado, cuando los templos guardianes de la lengua sagrada tuvieron que paralelarse aún más que en la primera ecatombe. Éramos mujeres y hombres de color, sangrábamos distinto, ascendíamos a las luces, nos tornábamos imaginación y construíamos nuestro propio imaginario.
Tudo isso foi a Nêngua quem disse.

Comentários

Unknown disse…
Apegarse al la 5ta.

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